La política del síntoma: ¿un nombre para la clínica? Soirivel León Fernández


A partir del lapsus en la escritura del nombre del cartel "lecturas políticas de la clínica lacaniana", seguido del “respetemos a tu inconsciente” señalado por la más-uno, se produce como efecto, el regreso a la lectura bajo la luz de su orientación y un intento de extraer algunos puntos en relación al mismo.


  1. Primer punto de orientación: ⁠la imposibilidad de identificación con el analista.

En un análisis de Orientación Lacaniana, el final de análisis no se entiende como sinónimo de una identificación con el analista, esta, señalaba Lacan, es engañosa ya que se inscribe a partir de rasgos aislados que se destacan según las coordenadas de la transferencia.


  1. Si hay identificación es con el síntoma.

La noción de "identificación con el sinthome” del cual habla Bassols en Una política para erizos y otras herejías psicoanalíticas, me hace pensar en una alternativa a otras formas de identificación. Una identificación con el síntoma es del orden de lo singular y se fundamenta en el reconocimiento del mismo y su relación con lo real en juego. A nivel político, implicaría una oposición a lo convencional y brinda entonces una orientación clínica.


La política lacaniana en este sentido se revela como el espacio donde, uno por uno, ubica su lugar, sin quedar atrapados en la fijeza de las identificaciones. Este punto esclarece un poco para mí, o al menos traza una vía de trabajo, del rasgo que inscribí como: “La política del síntoma: ¿un nombre para la clínica?”


  1. La Escuela como espacio de pregunta.

La Escuela funciona entonces como el lugar en donde habitaría la comunidad "de los que no pertenecen a ningún conjunto", es decir un espacio que busca y debe permitir la singularidad del encuentro de cada uno con el psicoanálisis y a su vez, relanzar el trabajo en torno a la pregunta central: ¿Qué es un analista?


  1. El más-uno y lo herético.

El herético en tanto aquel identificado con su sinthome, produciría el rechazo a las identificaciones grupales y apuntaría más bien a reconocer que hay algo que no es posible categorizar. “Hagan como yo, no me imiten” señala Lacan.


El herético, es más-uno de la experiencia misma de habitar la Escuela. Ser herético es entonces, un acto, un acto político en tanto una elección que apuesta a que cada uno logre a reconocer su singularidad.


Una "lectura política de la clínica lacaniana" que puedo extraer hasta aquí, a la luz de un lapsus, y a partir de los puntos anteriores y sus efectos, tiene que ver con la orientación del acto que brindan algunas de estas nociones y las profundas implicaciones que estos tienen en la clínica y en la manera en que se trabaja con el deseo y con el goce en las curas que dirigimos.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Bassols, M. Una política para erizos y otras herejías psicoanalíticas, Buenos Aires, Grama Ediciones, 2018. 


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